Durante la Segunda Guerra Mundial, la compañía fabricó
aviones de combate, pero Piaggio emergió del conflicto bélico con su planta de
Pontedera completamente demolida por los bombardeos. La afectada economía
italiana y el penoso estado de las carreteras no ayudaron al renacimiento del
mercado del automóvil. Enrico Piaggio, el hijo del fundador de Piaggio, decidió
abandonar el sector aeronáutico con el fin de afrontar la urgente necesidad
italiana de un medio de transporte moderno y a la vez económico. La idea era la
de diseñar un vehículo barato para las masas.
El ingeniero aeronáutico Corradino D'Ascanio, responsable
del diseño y la construcción del primer helicóptero moderno de Agusta, fue el
elegido por Enrico Piaggio para diseñar un vehículo simple, robusto y
económico. El vehículo tenía que ser fácil de conducir tanto para los hombres
como para las mujeres, tenía que tener capacidad para llevar un pasajero (además
del conductor), y no permitir la suciedad en la ropa del conductor. En
consecuencia, en 1946 Piaggio lanzó la Vespa scooter (Vespa = término italiano
para “avispa”), y en 10 años ya se fabricaron más de un millón de unidades.
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